SERVICIO JESUITA AL MIGRANTE (SJM) CUMPLE 40 AÑOS EN EL PERÚ

Servicio Jesuita al Migrante (SJM) celebra 40 años al servicio.

Hace 40 años, un 14 de noviembre de 1980, se creó el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS, en sus siglas en inglés), un legado de su fundador el Padre Pedro Arrupe SJ, que, hoy, continúa trabajando para acoger a quienes se ven forzados a abandonar el propio hogar y el propio pueblo para buscar mejores oportunidades de vida. 

En Perú, este servicio jesuita ha ido consolidándose en la última década. Por ello, quisimos conmemorar los 40 años de esta importante obra mundial compartiéndoles acerca de los avances y desafíos que tiene en nuestro país. A continuación, presentamos la entrevista que tuvimos con Analí Briceño, coordinadora de la Clínica Jurídica Pedro Arrupe SJ, iniciativa que forma parte del Servicio Jesuita al Migrante (SJM), como también se conoce a esta importante obra jesuita.

1) ¿Qué es el Servicio Jesuita al Migrante y qué servicios presta el SJM en Perú? 

Encuentros Servicio Jesuita al Migrante (SJM), es una obra de la Compañía de Jesús con la misión de acompañar, servir y defender a la población migrante, solicitante de refugio y refugiada. Especialmente, aquellos que se encuentran en situación de desprotección y, por cuyo contexto, su dignidad humana se ve vulnerada. Los tres ejes de nuestra misión fortalecen y guían nuestro proceder institucional en la búsqueda de un trabajo de calidad con rostro humano. 

A través de nuestros servicios de atención psicosocial, legal, medios de vida y comunitaria ofrecemos una intervención integral. Enfocado en la restitución de derechos y la promoción de una vida digna.  Nuestro espíritu de servicio y solidaridad con el prójimo, nos compromete en la búsqueda de acciones transformadoras y duraderas. Así, en el contexto de la COVID-19 y movidos por el Magis ignaciano, transformamos todos nuestros servicios presenciales a medios virtuales. Además, creamos una plataforma de atención PACO, por la que hemos venido canalizando las demandas y acompañado a miles de familias.

2) ¿Qué significa ser migrante en el Perú? 

La xenofobia y políticas migratorias poco inclusivas, han hecho que la población migrante, en su mayoría de origen venezolano, se vea excluida. Por ello, nuestro trabajo se enfoca en aquellos que enfrentan desafío de integración local. Principalmente, en el acceso a servicios, a un trabajo formal, facilidades de regularización documentaria, satisfacción de necesidades básicas y otros servicios que obstaculizan que puedan tener una vida digna.

La crisis derivada de la COVID-19, perjudicó a todo el Perú, pero en especial a la población migrante. Algunos casos que acogimos perdieron sus trabajos, fueron desalojados, agotaron sus ahorros, no recibieron atención primaria por falta de documentación y no fueron incluidos en las ayudas estatales. Durante este último periodo, se evidenció la falta una perspectiva migratoria en las respuestas estatales; salvo, en el proceso de vacunación y la apertura del seguro integral de salud en casos de la COVID-19.

3) Nuestro país ha recibido mayor población migrante en los últimos años, lo que, entre otras cosas, ha despertado prejuicios y temores en parte de la población. ¿Cómo explicar este fenómeno y que podríamos hacer para superarlo? 

El proceso migratorio que estamos experimentando nos ha permitido acrecentar en la mano de obra calificada. Ya sea en población económicamente activa y aportes culturales que están cambiando la idiosincrasia nacional. Por ejemplo, en plena pandemia y frente a la crisis de poco personal de la salud, muchos médicos, enfermeras y técnico de diversas nacionalidades se sumaron en la trabajo de salvar miles de vidas.

Entrelazar las culturas que hoy empiezan a coexistir es fundamental para generar cambios reales y concretos. Pues la migración actual, está destinada a la exclusión si no nos sumamos en la construcción de una sociedad más justa y humana. Así, es nuestro deber, como obra jesuita, fortalecer los espacios de diálogo y promoción de la defensa de sus derechos. Centralizar la dignidad humana de toda la población migrante es de vital importancia para un desarrollo sostenible. 

La invitación a todos y a todas es a seguir forjando hermandad, compasión y solidaridad con aquellos que han decidido que el Perú sea su nuevo hogar. Continuemos amando y sirviendo como lo hizo Pedro Arrupe SJ, al iniciar el trabajo con esta población especialmente vulnerable.

 
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